Son una familia de tres: Laura, Wignard y el hijo de ambos, de 6 años. Ellos están divorciados, son inmigrantes. Él, de México, tiene su situación regularizada en nuestro país. Ella, Colombiana, tiene la doble nacionalidad. Sus familias están muy lejos y su proyecto común, su hijo, les ha llevado a desarrollar una crianza conjunta, en armonía y muy positiva.
Tienen arraigado el proyecto de familia, y aunque están divorciados, siguen celebrando la Nochebuena los tres juntos en la localidad alicantina donde viven. “Es una noche muy importante porque nació Jesús y porque esa noche también damos los regalos a nuestro hijo”, dice Laura, quien asegura que “éste ha sido un año muy difícil y me planteé la posibilidad de celebrar la Nochebuena los tres juntos pero compartiéndola con otras personas que estuvieran solas como nosotros”.
No se lo pensó dos veces y Laura buscó en Google “centro para personas sin hogar nochebuena”. Esas palabras le llevaron hasta el Centro de Atención Integral de Gandia donde la iniciativa de que voluntarios pasen la noche con personas sin hogar en Nochebuena, y otras fechas señaladas, ya se ha llevado a cabo. Tras hablar con la entidad, los tres pasarán la Nochebuena como voluntarios en el CAI. “Queremos educar a nuestro hijo en valores y eso sólo se puede enseñar con el ejemplo”, explica Laura, quien asegura que esa noche “ofreceremos nuestro tiempo, nuestra compañía, nuestra alegría y buena predisposición con las personas del CAI. También compartiremos una noche festiva porque Wignard es músico y se ha ofrecido a cantar y tocar la guitarra. Yo soy educadora social pero he trabajado en hostelería y puedo ayudar a servir la cena, y mi hijo, aunque con 6 años, también será un actor más y colaborará en lo que pueda, quiero que se sienta útil”.
